
El poder de las miradas
La mirada es el espejo del alma. Esta frase cobra más sentido en los últimos meses, en que observamos a los demás ocultos bajo las mascarillas.
Los que nos dedicamos a atender las necesidades emocionales de otras personas, observamos y analizamos lo que se dice a nivel verbal, pero también lo que no se dice y sobretodo, lo que la expresión facial refleja, esto nos da mucha información sobre los sentimientos y emociones, así que ahora realizamos un esfuerzo extra para comprender a los demás únicamente con la mirada.
Existen más de 10.000 expresiones faciales, ¡ahí es nada! ¿Cómo las reducimos sólo a las miradas?
Si en ocasiones ya resulta complicado para algunas personas identificar expresiones faciales, ahora que únicamente tenemos acceso a la información de las miradas, esto se nos complica un poco más.
Y es que aprender a reconocer las expresiones en su conjunto, facilita las relaciones interpersonales: con los amigos, los familiares y con la pareja.
En este último caso, no es infrecuente que en terapia de parejas nos encontremos con estas situaciones:
“Me dijo que no le importaba que saliera con mis amigos, le hice caso y luego se enfadó”.
“Le pregunté: ¿Vamos al cine o nos quedamos en casa? Respondió: Como tú quieras. Elegí y mi elección le molestó”.
Si atendemos a la expresión facial, nos daremos cuenta de que esta no encaja con lo expresado verbalmente y eso nos evitará muchos conflictos, ya que podremos atender a la necesidad real, ya que los gestos faciales son difíciles de simular. De hecho, muchos de ellos son involuntarios y escapan a nuestro control.
Si nos basamos en los estudios de Darwin publicados en “La expresión de las emociones en el hombre y en los animales”, estos hacían referencia a que las emociones más básicas (alegría, sorpresa, asco, miedo, rabia y tristeza) eran universales e innatas.
Pero estudios más recientes indican que la expresión de las emociones ha evolucionado gracias a la comunicación y a la interacción social y que por tanto, no se podría hablar de universalidad, sino que en función de la cultura las emociones se expresan y se interpretan de una determinada manera.
Volviendo al tema de las relaciones personales y la comunicación gestual, podemos centrarnos en las expresiones faciales involuntarias o inconscientes, aquellas que consideramos más sinceras, pero también algo más difíciles de detectar. Al ser involuntarias aparecen de forma rápida y hay que estar muy atentos, pues solo duran unas milésimas de segundo, hasta que la voluntad se apodera de ellas y es posible llegar a controlarlas y disimularlas.
Otra de las claves para reconocer una expresión real es que suele ser simétrica, se refleja en ambos lados de la cara por igual.
Y por supuesto, es muy importante estar atentos al tono de voz utilizado y a otras expresiones gestuales que acompañan, como son la posición de brazos, manos, pies o gestos con la cabeza.
Así que, además de escuchar a nuestros interlocutores, es igual de importante observarlos para comprenderlos mejor y de forma más completa.
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